domingo, 11 de septiembre de 2011

MI PADRE

Acordándome de lo que mi padre me contaba y que creo que ya no se acordaba yo le saludaba como antiguamente a cualquier sacerdote católico que pasaba  por la vereda : "alabado sea Jesucristo, padre"  y el sacerdote contestaba " por siempre sea alabado". Algunos -creo que obispos- que llevaban un anillo de oro inmenso  con un rubí presentaban su mano para que se las besara. Besamanos proveniente del medioevo.
Yo le saludaba así a mi padre, y él, de muy buen humor hasta que murió el 9 de julio de 2011 a las doce del cénit, me contestaba con una sonrisa.

El sábado 9 a las 9:30, hora en que fui a su casa a saludarle se desperezaba en su cama, quizás por cansancio, pereza , dolor o, o no se qué. Mi joven madre de 86 le pedía que se levantara para desayunar. Me dijo: "Mijito: sácame de aquí.  Llévame a otra parte porque esta monja me está molestando mucho".
Lés dejé sólos. Salí por un compromiso de trabajo con mi hija Ana en El Museo del Agua en la colina de San Juan, en el Centro Histórico de Quito.
Faltando un cuarto de hora para la una,  una sobrina me llamó a avisar: "el agüelito no se movía".
Nos demoramos mucho en ese tráfico en regresar. Sabía lo que pasaba.
¿Habría sido diferente si yo me quedaba?      

lunes, 7 de febrero de 2011

MAS BAÑADA Y MOROCHO

Ese sábado el  auto acoderó al borde de  la acera como otras ocasiones.

Finalmente salió ayudada por la enfermera y la hija y  partieron.

Pasando La Carolina  llegaron a la la Quiteño Libre.

El portero y la perrita ayudaron en el desembarque.

-Me gusta venir a tu casa-  dijo saliendo de su ensimismamiento.

-¿Parlez vous francais?-

El Pichincha  decoraba luego de los días fríos de gripe porcina.

En el mural  su nieta le dibujó hace años cocinándole chochos.

Mondongo y cola. –Prefiero Guitig- dijo.

- El Drake no es igual que las Damas Chinas- añadió.

- El lunes me cambian de cuarto- se depidió….
   

sábado, 20 de noviembre de 2010

El COSTO DE UN BESO...

....el sonido atronador y la enceguecedora luz  estamparon de cerebro la cabina del Montero esa tersa mañana de vacaciones de playa. Dos tuktuk que rodaban por la recta hacia Atacames perdieron el control precipitándose con sus pasajeros y su carga  hacia la cuneta. De uno de éllos continuaba entristeciendo la música de J.J. que siguió  rodando por el día : " ..Si yo muero primero , es tu promesa..."

jueves, 18 de noviembre de 2010

ME PRESENTO Y DIGO...

Que para llegar a ser  hombre hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
Bueno. En éso estoy.
Me pareció que antes de presentarme al Novel, podía comenzar por aquí. Con ustedes.

Hace años planté un árbol. "Eucaliptus Rastrata" por más señas. Es precioso. Diferente . Es un coloso de Rodas que creció tanto en menos de..., bueno, algo como quince años, que le cortaron porque peligraba la casa principal del Tingo. Aromático. Hojas verdes con matices rojos. Piel de cáscara gruesa y arrugada que se desgarra como el dolor de los pobres y de los ricos. Gringo. No verde desteñido como todos los demás.
La sierra eléctrica del hombre colgado con una cuerda de una nube tronaba a treinta metros  de altura sobre la propiedad familiar mientras caían las ramas y los troncos impidiendo que se oigan los pasillos míos en acordeón y las tonadas de las bandas mochas del pueblo al pie de nuestra loma.
¿O no era eléctrica?
Mi padre ordenó. A él mi madre. Él de noventa y élla de ochenta y seis. Mi madre más dura que el árbol. Mi padre más tierno que las hojas de la hierba regadas por el rocío. Viven con la savia de sus peleas cotidianas  y su mutua compañía.
Cayó el árbol sobre la pared del lindero hacia el barranco que separa del pueblo, partiéndole como a queso. Perfecto.
Al frente el Ilalaló que domina el Valle de Los Chillos. Cerro hombre. Macho. Con personalidad. A él se trepa el pueblo. En la cima una cruz de cincuenta metros que mira por los hombros al valle y atrae a la mitad de todos los rayos.
El árbol cayó hace diez años y ahora luce más alto que entonces. Rebrotó.Y más fuerte.

A menos que se pruebe lo contrario, tengo dos hijas. Traté y traté.
Pero me asalta una esperanza. La María de Chiquintad, cacerío cercano a Cuenca  por donde yo hacía mis prácticas de universidad,  en Saymirín más precisamente. El crío debería frisar los treinta y seis. Ser simpático, galante con las chiquillas, degustador de los buenos tragos y músico.
Éso anhelaría.

Queda lo del libro.
Harto difícil.
Cuál es el tema, cuál la trama.
No me interesa que sea técnico.
Mi tocayo y compañero de la politécnica, el mejor, decía: " todo está en los libros". Cierto. Solamente hay que saber buscar.
Por éso el tema  deberá ser de la vida real. Que es en veces, o puede sonar,  más ficticio que la fantasía.
Pero qué difícil es describir las vivencias sencillas y el atardecer y el amor que nunca llegó a ser y el que fué y,
y el que es.
Mi padre, Ingeniero Civil de profesión, en noventa años puede contar de los caminos que se hacían con indígenas a pico y pala, empedrados. Y cómo siendo de provincia llegó a ser un excelente profesional con la penúltima tecnología.
Yo puedo dar cuenta  de cómo tomábamos leche de vaca que llegaba en burro,en dos tanques de hojalata, mejorada  con agua de acequia y trasvasada con un jarro del mismo material, tenía nombre, a una olla que sacaba alguna de las sirvientas hasta la calle.
Y del tren. Cómo pasaba frente  a nuestra casa en Miraflores de Ambato sonando su silbato y echando fuegos de dragón mientras los brequeros encima de los vagones nos saludaban desde la loma con su gorra de ferrocarrilero. A lo lejos nos conocíamos íntimamente. Eran muy, pero muy puntuales.
Café con leche con pan con nata con mermelada de mora hecha en casa por mi mamá  a las cinco de la tarde.
Creo que hay material...

Ah, y falta mi esposa.
Y mi mujer.

Casi me olvido..

CCD